La reconversión industrial española en los años 80

La industria española ha estado caracterizada por una dependencia de materias primas que han de importarse desde el exterior, por una especialización excesiva en sectores como la química pesada y por una desigualdad industrial en el país, destacando el sector secundario en Cataluña, País vasco y Madrid. Además, históricamente, nunca ha sido el principal sector económico del país, estando opacada por el sector terciario y rondando el 15-20% del PIB. 

El sector secundario adquirió un papel importante en la economía española en la década de los 70, con un fuerte desarrollo en sectores industriales como la siderurgia, la industria química, la construcción naval y la automoción, pero se vio afectada por la crisis del petróleo de 1973, que llevó a un gran aumento de los costes de producción provocando una crisis económica mundial, tomando peso en España en torno a 1977, provocando una pérdida de empleo industrial entre 1971 y 1985 de un 30%.

Esto, unido a la entrada de España en la UE en 1986 y la evidente necesidad de una modernización tecnológica en varios sectores industriales, llevó a la reconversión industrial española, que consistió principalmente en el cierre de sectores obsoletos (principalmente el textil, la minería, astilleros o la siderurgia, entre otros), la reubicación de trabajadores que trabajaban en los sectores reformados, el fomento de sectores emergentes como la electrónica, la automoción o la energía renovable, y en la modernización de las infraestructuras.

Para paliar los problemas de las zonas afectadas por la reconversión, se crearon las ZUR (Zonas de Urgente Reindustrialización): Galicia (Ferrol- Vigo), Asturias, País Vasco, Andalucía (Bahía de Cádiz, afectada por la reconversión de los astilleros), Cataluña y Madrid. El principal objetivo fue aumentar la inversión en estas zonas con incentivos fiscales, subvenciones... pero no dieron el resultado esperado.

Con la entrada de España en la UE, la inversión en nuestro país se multiplicó, afectando también a la industria. Y es que en 1990, el 36´5% de la industria española estaba en manos extranjeras, especialmente el sector tecnológico. El problema no es que estén en manos extranjeras, si no que esta inversión fue destinada a la absorción de empresas ya existentes y no a la creación de nuevas factorías, por lo que no se generó demasiado empleo con esta inversión.

La reconversión industrial no supo redistribuir la localización de la industria española, pues el País vasco, Cataluña y Madrid continuaron siendo los principales focos
industriales españoles y no se crearon nuevos en el resto del país, excepto en el Valle del Ebro en Zaragoza. Este es uno de los principales problemas de la industria española que de momento parece no tener solución. Si observamos el mapa, regiones como Andalucía, Extremadura, Castilla-La Mancha o Castilla y León tienen poca actividad industrial, y regiones que antes tenían una gran actividad industrial como Asturias o Galicia, están venidas a menos.

En la actualidad, la situación de la industria española no parece haber cambiado. Continúa opacada por el sector terciario, solo zonas muy concretas del país tienen gran actividad industrial y está centrada solo en unos pocos sectores industriales, como el del automóvil, el químico o el agroalimentario.

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